
Todos y cada uno de los libros escritos por Rubén Aviña tienen la virtud de atrapar al lector desde el primer momento. Trátese de una historia como la de Nadine, la hija de las estrellas —su máxima obra literaria—, o trátese de una historia tan compleja como la revelada en La gloria por el infierno, sobre el clan Trevi-Andrade, polémica y estrujante. Acerca de Canciones por hacer (y la historia de Martín, un soñador en conflictos), puedo asegurar que no tiene desperdicio. Muestra lo que puede llegar a ser el fanatismo, pero también pinta de cuerpo entero a un cantante de talla internacional, carismático y amado por todo tipo de público, como lo fue Juan Gabriel. Artista en toda la extensión de la palabra, pero a quien las alabanzas y tributos lo hacían mostrarse a veces como un ser egocéntrico, tal como se hace evidente en estas páginas. ¿Hasta qué grado un ídolo de multitudes puede llegar a espejearse con un fan, identificarse con él, como para concederle toda su confianza? ¿Hasta qué punto el fan de un artista genial puede evitar sentirse orgulloso por convertirse en guardián de un tesoro musical, custodio y portador de un material inédito, considerado oro molido? El sentido de la justicia, de la gratitud —y hasta un dejo de remordimientos—, son una constante en la vida de Martín, a partir de esas breves reuniones con el Divo de Juárez. En especial, un encuentro entre el ídolo y su admirador, que ocurría en la habitación de un hotel en Chicago, donde solían hablar de música, de composición; lugar donde el maravillado Martíndejó olvidada una libretita negra que contenía las letras de algunas de sus canciones, y de donde salió sin ella, por un olvido, llevando en su mano (por una confusión del cantautor) un casete, inscrito con el título de Canciones por hacer, regalo de Juan Gabriel. El conflicto que surge cuando descubre lo que contiene verdaderamente este audio y los obstáculos que enfrenta para llegar a aclarar tal confusiónmantienen expectante al lector. No imagino tan completa esta trama sin el olfato periodístico de Rubén, experto en hacer destacar hasta los mínimos detalles. Canciones por hacer satisface plenamente a quien gusta de leer historias reales, con personajes de carne y hueso. Y a quien goza al ir descubriendo nuevos pasajes, sobre la vida de figurones del medio artístico, su proceder ante ciertas situaciones y circunstancias inesperadas. De ahí mi apuesta a que terminará por ser un libro muy polémico y cuestionado por la prensa.
Claudia de Icaza Septiembre, 2019